Michael Caine, Actor y productor: "En esta profesión no te retiras, te retiran"
Sir Michael Caine nos regala otra interpretación de Óscar en «La huella», revisitación del clásico de Manckiewicz con guión del famoso dramaturgo Harold Pinter.
-La misma obra, dos películas, dos personajes. ¿Con cuál se queda?
-Con Andrew, el que he interpretado en esta última sin duda. Lo bueno de trabajar con un escritor como Harold Pinter es que es capaz de poner a un tipo diciendo buenos días y que tú pienses: ¿A qué se referirá con eso?...
-¿Para qué esta segunda versión?
-Teníamos un guión de Harold Pinter, a Kenneth Brannagh de director y a Jude Law produciendo, ¿Y por qué no?. Harold nunca ha visto la película y basó su trabajo en la obra de teatro, yo no la he visto en tres décadas y Jude es demasiado joven para entenderla, así que lo que tenemos aquí es una versión completamente distinta de una obra de teatro, que no un remake.
-Jude Law dice que llegados a un cierto punto del rodaje se sintió intimidado por su presencia.
-Bueno, me parece normal. Recuerdo un rodaje con Henry Fonda donde en un momento dado pensé: «Dios mío, este tío es de verdad Henry Fonda» y lo pasé realmente mal. También recuerdo cuando trabajé con Sir Laurence Olivier, no podía dormir pensando que iba a trabajar con el mejor actor de Inglaterra hasta que un día recibí una carta suya diciendo: «Hola Michael, a partir de este momento te ordeno que me llames Larry» (risas).
-Usted acostumbra a distinguir entre actores y estrellas, ¿Cuál es la diferencia?
-La diferencia entre un actor y una estrella es que la estrella, pongamos... Brad Pitt, lee un guión y dice: «no, Brad Pitt no haría esto y lo tacha, Brad Pitt no haría aquello y lo tacha, y lo que queda al final es algo que no tiene nada que ver con el proyecto inicial. El actor, en cambio, lee el guión y piensa: ¿Qué puedo hacer yo para encajar en este papel, para hacerlo incluso mejor? Esa es la gran diferencia.
-Usted es además de «Sir» un actor plenamente reconocido, pero no siempre ha sido así...
-Hasta los 30 estaba arruinado, después hice «Zulu», dio mucho dinero y de repente empezaron a llamarme para hacer más películas, y cada vez que sonaba el teléfono me quedaba sorprendido de que alguien quisiera que trabajara para él. Además, en aquella época acostumbraba a beberme una botella de vodka y me fumaba 70 cigarrillos cada día, con lo cual no estaba de muy buen humor. Esto fue así hasta que conocí a mi mujer, y las cosas cambiaron para bien. Eso sí, nunca probé las drogas, en aquella época éramos un atajo de borrachos pero no nos gustaban las drogas.
-Es notorio que combatió usted en una guerra (la de Corea) así que parece inevitable preguntarle por el tema...
-Lo que me preocupa es que no oigo hablar de tentativas de paz, sólo de guerra. Y no me gusta. Combatí en la guerra de Corea como soldado de infantería y puedo decir algo con toda seguridad: la guerra es la cosa más asquerosa que hay, piensa en la cosa más asquerosa que se te ocurra, multiplícala por 10 y ni siquiera estarás cerca de lo terriblemente asquerosa que es la guerra.
-Nunca ha renunciado usted a su acento inglés de «clase obrera».
-Por supuesto que no, cuando empecé a hacer teatro no quise renunciar a mi acento «cockney» y lo hice con un propósito: todos los jóvenes de clase obrera sentían vergüenza por hablar con ese acento porque delataba su procedencia. Sé que muchos actores, como Bob Hoskins, se pusieron a hacer teatro despues de haberme oído declamando con mi acento de clase baja. No hay nada de lo que me sienta más orgulloso.
- Del retiro no quiere oír ni hablar, supongo.
-En esta profesión no te retiras, te retiran. Da igual si es tu primera película o la quinta. Yo llevo 5 décadas en esto, ya no lo hago por dinero sino porque me gusta, y pienso seguir así hasta que me canse.
http://www.abc.es/20070902/espectaculos-cine/esta-profesion-retiras-retiran_200709020253.html
No hay comentarios:
Publicar un comentario