Coproducción hispano-cubana-venezolana

La edad de la peseta para el Goya y el Oscar

Mercedes Santos Moray

Modesta, sencilla, con recursos mínimos pero mucha sensibilidad y talento, así se realizó la coproducción hispano-cubana-venezolana La edad de la peseta, el primer largometraje en solitario del joven cineasta Pavel Giroud, quien dentro de unas semanas retornará al plató para asumir su segunda película de ficción, Omerta.

Muy pocos votaban por esa peseta tan sencilla y, sin embargo, devino uno de los mayores éxitos del cine cubano en la última década, al ganar varios premios a escala internacional, desde su estreno en Toronto, Canadá, el pasado año y obtener numerosos galardones en La Habana, Cartagena, Caerá, Cinesul, Lima y San Francisco.

Desde sus videos y cortos, desde el discurso de su poética en Flash, primer episodio de la película Tres veces dos, en las que participó junto a los realizadores Lester Hamlet y Esteban Insausti, Pavel mostró su garra, sin la que es imposible hacer cine.

Ahora, Cuba la seleccionada para aspirar a ser nominada, y competir, en la XXII edición de los premios Goya, de la Academia de las Artes y las Ciencias Cinematográficas de España, y en la ochenta edición de los premios Oscar, de la Academy of Motion Picture Arts and Sciences de Estados Unidos.

Si logra integrar la nómina final de los cuatro finalistas (para el Goya), lauro al que aspiran varias películas por el premio a la mejor producción iberoamericana, y de las cinco que deben ser candidatas (para el Oscar) a la mejor película de habla no inglesa, volverá el cine cubano a defender su estética y también su propia existencia como expresión identitaria, en esta oportunidad, con el renovado discurso audiovisual de uno de los mejores exponentes de las nuevas generaciones.

En el Goya, y con anterioridad, otros filmes y directores cubanos obtuvieron ese premio, en 1989, 1993 y 1999, cuando inició la cosecha el cine caribeño con la obra del maestro y Premio Nacional de Cine, Enrique Pineda Barnet, La bella del Alhambra, después lo obtuvo el binomio autoral integrado por el desaparecido Tomás Gutiérrez Alea y Juan Carlos Tabió con la multipremiada Fresa y chocolate y, finalmente, el lauro fue para ese maestro que es también Premio Nacional de Cine, Fernando Pérez por La vida es silbar.

En cuanto al Oscar, sólo en dos ocasiones se hicieron propuestas cubanas de aspiranturas, a las nominaciones, con la pieza de otro laureado con el Premio Nacional de Cine por la obra de su vida, el realizador Humberto Solás, Un hombre de éxito, en 1987 y, sólo una película cubana llegó a ser nominada, en 1994, como todos sabemos, Fresa y chocolate. Ahora, le toca a un joven artista, situado dentro de la vanguardia de las nuevas promisiones, a Pavel Giroud y a La edad de la peseta, en este 2007.

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